Hay quienes se quejan estos días de la prontitud con que comienza la temporada navideña para los centros comerciales. Pues, juzgando por este anuncio de septiembre de 1985, no es una costumbre nueva. La empresa Munguía, S.A. ofrece promociones navideñas en línea blanca para el hogar y negocios.

Está claro que no es el calzado que “viste y resiste”, pero todos alguna vez tuvimos zapatos Cougar. Esta marca duró algunos años, desafiando la descomunal hegemonía de ADOC. En este anuncio de septiembre de 1985 se tomaron la molestia hasta de mencionar los rangos de tallas disponibles y el velcro, tan de moda en esos años.

La publicidad impresa salvadoreña en los ochentas no era inferior a la actual. Por estar basada mucho en ilustración, y no en fotografías compradas en sitios web, hasta me atrevería a decir que era superior en su sencillez. Prueba de ello son estos anuncios de septiembre de 1985, referentes a la Independencia. El de sorbetes Puchi's es sencillo, pero tiene su encanto (¿o será pura nostalgia? Soy víctima de ella). Pizza Boom nos deleita con uno mucho más elegante, simulando una medalla. Y qué decir del de Embotelladora La Cascada, con una bella ilustración de sus botellas envueltas en un listón con los colores patrios.

Este es uno de mis hallazgos favoritos. Recuerdo bien cuando ésto aparecía en los periódicos, resultaba novedoso ver una sorbetería con productos tan vistosos. El más llamativo siempre fue el "espaguetti" de helado. Fue hasta muchos años después que supe que "tartufo" era una obra de teatro, no un postre de chocolate.
Como se puede deducir en el croquis, se ubicaba cerca del hotel Camino Real (ahora Real Intercontinental), en una esquina en que normalmente hay ventas de pólvora navideña.
Y debo añadir que odio la poca disponibilidad de videos de esa época. Estaría el pegajoso jingle: "¡Vip's, Vip's, Vip's, un manjar al paladar!"

Los ochentas eran una buen época para ver tele. Claro que no había transmisión las 24 horas del día, ni canales especializados, pero tampoco existían los reality shows. Y los programas... ¡Qué programas! Veamos el canal 2.

• Los Grandes de la Historia: Su nombre original es "Manga Ijin Monogatari ". Era un anime educativo, en el que se mostraba de forma más o menos cómica la vida de científicos, artistas y gobernantes. Inolvidable
• El Grupo Increíble: Llamado originalmente Drak Pack, era una divertida serie sobre tres héroes descendientes uno de Drácula, otro de Frankenstein y otro del Hombre Lobo. Su enemigo era el Doctor Dred y su secuaces. ¡No me la perdía!
• El Nuevo Flash Gordon: Nunca entendí por qué se llamaba así, si no se veía "nueva". Como sea, me gustaba verla. En especial la animación de la nave de Flash. En mi infancia no apreciaba lo sexy que era la princesa Aura.
• La Pantera Rosa: Dos veces al día, siempre popular.
• Teleprensa de El Salvador: No tenía presentador, solamente videos y fotografías con voice-over.
• No sé nada de telenovelas. La película no me suena.
• Plaza Sésamo: Lo mejor era ver a Enrique y Beto. Y cuando aparecía la Rana René (nada de "Kermit" en este blog).
• Los Picapiedra: Nunca se han ido.
• Los Pitufos y sus amigos: La traducción del nombre es "capítulos alternados de Looney Tunes y Los Pitufos". Ahora que AOL Time Warner posee ambas licencias, no son amigos sino compañeros de trabajo.
• Chiquilladas: Sketches cómicos interpretados por niños. De aquí surgieron Lucero, Anahí y Aleks Syntek. Lo veía mientras cenaba.
• Hoy en la historia: Cápsula sobre hechos del pasado, a ritmo de tambores de guerra.
• Con Temple de Acero: Conocida en inglés como Remington Steele; una serie detectivesca en la se hizo famoso Pierce Brosnan.

Mi investigación se centró en el mes de septiembre de 1985, así que el tema de la Independencia es recurrente. Este anuncio me pareció importante, en especial por ser de Almacenes Bach, uno que solía frecuentar en mi infancia, y de donde salieron muchos de mis regalos navideños. El slogan "Ya Bach" era recurrente en su publicidad.

Anuncio del mes de septiembre de 1985, ofreciendo cassettes Maxell. Conveniente, si se desea grabar hasta el audio de los programas del Canal Seis (antes se podía escuchar vía radio en el 87.9 FM, por alguna razón).

Si usted vivió los ochentas prendido en la televisión, considérese afortunado. A diferencia de nuestra generación, los niños en estos días no están expuestos a las obras clásica de literatura en una forma divertida y objetiva, una que les permita conocerlos y apreciarlos.
Quienes crecimos en los ochenta, supimos quien fue El Cid (aparte de ser un niño que luchaba contra moros usando una espada de madera). Supimos que “Papacito Piernas-Largas” no tiene que ver ni con arañas ni con jugadores de baloncesto. Acompañamos al Señor Sapo cada vez que se decidía a emprender una aventura desde su impresionante mansión de Sapocrópolis.
En cambio, los llamados millennials prefieren la comedia chapucera y la acción sin cerebro a la hora de entretenerse.  Toda aquella accesibilidad a los libros más famosos de la literatura universal ha desaparecido, quizá por decisión ejecutiva de los grandes medios. Sí, aquellos mismos que critican el bullying pero siguen presentándolo como motivo de comedia en sus programas infantiles.
Para cuando llegue el momento para el niño moderno de descubrir esas intensas historias, no será en una divertida serie animada, sino en un aula, en clase de Literatura (posiblemente impartida por un maestro aburrido). Igualar la experiencia de aprendizaje, en el último caso, será algo quijotesco.